martes, 18 de junio de 2013

Al agua patos¡¡¡¡

Así podría resumir el domingo pasado, cuando estando en la playa y tras no haber entrenado en la piscina esta semana pasada, aproveché que hacía un buen y caluroso día para saber y sentir lo que es nadar en el mar.

Los que me conocen saben que no soporto el agua fría para bañarme y mucho menos en la playa, es más, muchos de los días que voy a la playa ni me baño. Así que ahí me planté en la orilla, con mi bañador "pepito piscina", gorro y gafas. El objetivo era nadar hasta una de las boyas que tenía enfrente de donde estábamos, así a ojo creo que habría unos 250 metros, más otros tantos pues 500 aproximadamente.

Tras los que pudieron ser perfectamente 15 minutos hasta que me metí entero llegó el momento de tirarme de cabeza, ya estaba bien de ser el centro de atención de la playa. Bufffff que fría, resoplo, vuelvo a resoplar, me miran y piensan "con lo poco que te gusta el agua fría y tu ahí, que valor". Bueno, es hora de hacer los deberes. Le digo a mi mujer que mire el tiempo que tarde en ir y volver, vuelvo a identificar mi boya y ahí que voy.

Intento nadar como en la piscina, llevando la respiración y las brazadas compaginadas, EEEERRRRROOOOORRR¡¡¡¡¡¡¡¡, no soy capaz de conseguirlo, con el consiguiente agobio. Empiezo a hiperventilar, creo que es la palabra que más he usado esta semana, sigo dando brazadas pero esta vez con la cabeza por fuera, hacia un lado y hacia otro, creo que incluso me mareo algo. Sigo con ese peculiar estilo de nado y llega un momento en el que me desoriente totalmente, no sé hacia donde voy, vuelvo a parar, cojo aire porque voy asfixiado, incluso intento relajarme nadando a braza un poco. Miro mi boya y sigo pensando que está lejísima, es más, no sé ni a cual me dirijo. He perdido totalmente la orientación. Mira hacia atrás y calculo que estaré a mitad de camino más o menos, veo desde donde he salido y trazo una línea imaginaria hasta las boyas, bien¡¡¡¡¡ esa es la mía, pero qué lejos que está todavía. Llegados a este punto me olvido ya de nadar como en la piscina, sólo quiero llegar a la boya y dar la vuelta. Me lo tomo con más calma, pero sigo nadando con la cabeza por fuera, hay zonas de algas, incluso alguna se me pega a la cara, lo que no sé es si me tragué alguna en uno de esos tragos que me metí de agua. Menos mal que soy vegetariano¡¡¡¡¡.

Mi llegada a la boya fue de aquella manera, con mucho agobio y mucho peor de lo que pensaba. Acostumbrado a nadar en la piscina hasta 2000 metros divididos en cuatro tramos y que en tan sólo unos 250 metros fuera de esa manera, buffff no entraba en los planes. Ahora la referencia para nadar era mucho mejor que esa pequeña boya que parecía que había alguien hundiéndola cada vez que intentaba divisarla, era una torre de estas de la Cruz Roja (para no verla). Esta vez fue más de lo mismo. Nadé con la cabeza por fuera, había veces que incluso se me olvidaba de mover las piernas por lo que se me hundían. Tragos de agua e hiperventilación. Vuelvo a mirar por donde voy y me he vuelto a desviar y bastante, intento redirigirme hasta que me veo cerca de la orilla y decido ir directo a ella, ya me daba igual que estuviera desplazado unos 50 metros de hacia donde me dirigía. Salgo del agua con un mareo más que considerable y me voy hacia la sombrilla donde estábamos. Tardé más o menos unos 12 minutos que se me hicieron un pelín largos, por no decir eternos.

Llegado a la sombrilla y a la silla voy cogiendo aire poco a poco y esperando que se me pase el mareo y encima es hora del café. Así que no lo dudo, me tomo un café con hielo y me olvido de nadar en el mar. Un poco de conversación, los niños jugando con la arena, ya no tengo ni frío. Pero claro, no quería irme de la playa con ese mal sabor de boca, el haber nadado en el mar, o al menos haberlo intentado, y que fuera de la manera tan nefasta como la que hice. Así que decidí que esta vez nadaría paralelo a la orilla. Me adentraría un poco en el agua y a nadar.

Otra vez al agua¡¡¡¡ esta vez no me costó tanto, vamos casi ni me lo pensé. Nuevamente bañador "pepito piscina", gorro y gafas. Empiezo con mucha calma y poco a poco veo que voy muchísimo mejor. Esas pequeñas olas de la primera vez que me parecían tsunamis, ahora son mucho más fáciles de llevar. Consigo nadar medianamente bien, meto la cabeza, suelto aire, braceo, parece que esto va mucho mejor. Como referencia había tomado llegar hasta la altura de un parque infantil y regreso. Así lo hice, me costó un poco ya que iba un poco contracorriente y quizás el nadar de una manera diferente a como lo hago normalmente en la piscina, me cansó más de la cuenta. Es momento de regresar y noto como todas esas malas sensaciones que tuve la primera vez casi han desaparecido, cada vez me voy notando más cómodo y con mejores sensaciones. Esto ya es otra cosa, esto se parece más a nadar y no lo de antes que se parecía más a no ahogarme/hundirme que otra cosa. De esta manera llego hasta donde estaba la familia y con ganas de haber seguido nadando, pero ya había tenido suficiente por hoy y para ser la primera vez. Salgo del agua, otra vez con algo de mareo y a secarse y poco más que recojer y para casa.

Lo primero que hice fue beber un poco de agua y eso que había tragado un poco nadando, pero el mal sabor de boca que tenía era tremendo y una vez en casa al agacharme me salió un caño de agua por la nariz, que hasta mi mujer se asustó, parecía que me había traído medio Mediterráneo.
Ahora que lo pienso y analizando el rato que estuve nadando en el agua saco las que considero unas muy buenas conclusiones.

Conclusiones:
  1. No creía que la diferencia entre el mar y la piscina fuera tan grande.
  2. Al mar hay que tenerle muchísimo respeto.
  3. Es preferible nadar paralelo a la orilla que no irse hacia adentro.
  4. Empezar demasiado rápido es contraproducente, es preferible empezar despacio e ir cogiendo ritmo poco a poco y empleando la técnica entrenada.
  5. Hay que usar un protector de estómago para el día del triatlón. Si sumamos el agua tragada más geles, isotónicos, sales y demás la mezcla puede ser explosiva.
  6. Hay que tomar referencia hacia donde nadamos con bastante asiduidez.
  7. Si te sientes agobiado, para, nada a braza y recupérate.
  8. Al salir del mar llevas un melocoton considerable.
  9. Las distancias en el mar se pueden hacer muy largas.
  10. Las algas están buenas.

Finalizo ya lo que es ésta mi primera crónica de mi andadura en el mar por primera vez para nadar y para entrenar.



Chao.

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